18 septiembre 2006

LOS PUEBLOS DUEÑOS DE ESTAS TIERRAS. SE INDEPENDIZAN A LA VOZ DE VIVA LA

Este siglo comienza con la rebelión del indio mariano, pero ya para 1810, en
el movimiento social encabezado por el Cura Hidalgo- aclamado en Dolores
Hidalgo Guanajuato como jefe participó un alto porcentaje de indígenas,
aunque también es un hecho que en barrios indígenas de algunas localidades
se organizaron defensas para el rey.

La abolición de la esclavitud –el bando publicado por Hidalgo en
Guadalajara-, las propuestas sociales que aparecieron en los “Sentimientos
de la Nación” y otros documentos de Morelos, parecían presagiar una mejor
época cierta reconquista de los derechos indios.

De todos es conocido el limitado logro que se ha dado en denominar “la
consumación de la Independencia”, que también puede entenderse como una
traición a las causas sociales de la misma. Otorguemos la duda y aceptemos
que fue lo único posible en esos momentos, lo cual elimina el
congelamiento de las aspiraciones sociales.

Es un hecho que si el indígena fue considera por el estado colonial como
menor de edad y objeto de protección (no siempre ejercida por los
“patrones”), desde el principio del “Estado nacional”, con todas las
precisiones y restricciones que fue adoptando en el siglo XIX, el indígena
fue ignorado como componente fundamental del nuevo país. Si antes los
españoles peninsulares lo “ningunearon”, ahora lo hacen los criollos,
sucesivos detentores del poder.

Las luchas campesinas desarrolladas en este siglo como resultado en las
comunidades indígenas un mayor fortalecimiento de sus vínculos. La tierra
comunal fue amenazada y agredida. Con diferentes alcances. Con la Ley de
Desamortización y posteriormente, en el porfiriato con las de deslinde de
terrenos baldíos en varias zonas de la República.

Ciertamente las comunidades fueron afectadas no sólo en su tierra , sino en
su cultura comunitaria; pero las que lograron sobrevivir se incorporaron a
la defensa de su propia autonomía, que incluía sus formas de organización,
sus tradiciones y, sobre todo, la capacidad de decidir sobre lo propio. Esto
evidencia nuevamente que el enfoque de los gobiernos divergía completamente
de la experiencia y aspiración indígenas. Unos piden y casi imponen la
propiedad privada, que supone el destrozo de lo que quieren defender o
recuperar otros: la propiedad comunal.

Los liberales consideran que la educación es capaz de regenerar al
indígena, los revolucionarios, que es capaz de modernizarlos,, y los
frailes, que es capaz de civilizarlos.

En resumen , en el siglo XIX el indio sufre la humillación de ser
considerado de inferior calidad humana y la imposición de políticas
extrañas que sus propios paisanos mexicanos ejercen con ellos.

¡El reto continua!
Pbro. Eduardo Anaya Chávez

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